SUSANA CABUCHI
EL DULCE PAÍS
Entonces, tus ojos eran caramelos de miel
y hablabas
de las bicicletas que regalaba el Niño Dios
a los que no podíamos comprarlas.
El río se callaba para que tú contaras figuritas.
Yo era alegre,
y eran alegres los nísperos del patio.
Y tú eras otro,
no el hombre de hoy
lejano como todos.
Cada domingo era una sorpresa de ciruelas,
de plaza con hamacas.
Tu padre cantaba en el taller
mientras tu madre
lavaba mamelucos de amor y aceite.
El mío no había partido todavía
y llegaba al hogar con dulces y regalos.
Yo oía con asombro tus mentiras
y creía en gigantes voladores
y en ángeles guardianes
que cuidaban tu ropa y mis zapatos.
Por cada diente el ratón nos compraba mandarinas.
La abuela, abría el gran ropero
y sacaba
turrones envueltos en papeles crocantes.
Si vuelves, como entonces,
con sombrero de piel y las manos con barro
verás, que guardo aún
el corazón de las manzanas.
DAISY ODEY
NOMBRANDO
Llamo al agua sobre mi cabeza.
Ahora el río está en casa,
Y ahogarse es un arte de vivir.
Una niña abre su boca…
Recorro la lengua hacia mi interior.
La llamo amor, y pretendo que se quedará.
Llamo a mi madre vida, ahora vivirá por siempre.
Llamo a mi padre agua.
Me llamo a mí misma viento.
Incluso cuando él se va,
sigue siendo la parte fluida de mí.
MARÍA ISABEL PERILLO
BAJO LA LLUVIA AJENA
Cuando sea, quisiera morirme aquí
Aquí Buenos Aires
O aquí Argentina
Me duele pensar otra cosa.
Aquí es hoy,
este loco presente.
Mis pequeñas rutinas
Ahora.
Mate y todavía no amanece-
Aquí
Me tapo los oídos
Canto: todo está en orden.
Y sin embargo…
Es solamente hoy, ahora.
No después
No mañana.
Las cenizas de los muertos propios.
Las plantas a regar cuando anochece.
Del mañana.
Tengo miedo.
AMA ASANTEWA DIAKA
SEPIA
El amor de mis padres es sepia
algo fermenta a partir de la lenta descomposición de un nuevo brote,
suficientemente atemperado y maduro como para acuñar un sentimiento con su nombre;
me enseñaron que descomposición no siempre es sinónimo de algo putrefacto —
solo es un punto en la curva de crecimiento.
Porque este marrón ha visto ternura y dobleces,
este marrón ha sido tonto y gratuito,
este marrón ha fingido lo suficiente para abrirse camino;
este marrón con su parte de dolor y cicatrices,
sabe como amar el lustre de un sol cualquiera
ALEJANDRA TORRES ROVIRA
LLOVER
Llueve entre músicas.
Llueve en todos mis inviernos.
Llueve el tiempo
y esos relojes blandos
que me asustan.
Llueve y llueve.
Algo se lleva el agua.
Agua sin río
lleva mi penumbra.
Agua sonora
lleva mi sordera.
Llueve y llueve.
Limpia y serenamente
caigo en gotas, me despliego entre los cristales.
Llueve y llueve
y yo tan mansamente
me hago lágrimas.
LABOU TANSI
Sol castrado
Astro- puño
Que golpea
Pesado metal
A la escucha del canto material
Oscuro mi grito
Y tomaré
Cuerpo que mata
Mi padre esta en venta
En venta mi madre
Incendio
Fuego de palabras
Sabana
Quemé las palabras del profeta
Socorro
Estrangulé
La materia muerta...
Deletréame el sol
Entre dos sueños
SOLITARIAS COMO LOS PLANETAS...
Solitarias como los planetas
en el espacio
como el niño dentro de su madre
islas cubiertas de árboles
aparecieron verdes por encima de la niebla
coronadas de casas
con blancas caras de ciego
La soledad le apretaba la garganta a los faros
en el crepúsculo lluvioso
Este día había vencido una vez más
a la esperanza
terminaba con un viento ocioso
que hacía batir las alas inmensas
de tul gris de los pájaros desarraigados
Un corazón batía perdido
al final de una estela inmóvil
Son esas rutas las que hay que seguir
para encontrar el camino
donde los marineros deslumbrantes
duermen bajo doscientos metros de agua
AIME CESAIRE
ENTRE OTRAS MASACRES
Con todas sus fuerzas chocan
el sol y la luna
las estrellas caen para atestiguar
la moral
con una carga de nervios grises
no tengas temor atiende a las crecidas
aguas que desbordan el límite de
los espejos
han salpicado el lodo en mis ojos
y veo yo veo terriblemente veo en
todas las montañas en todas las islas
que no queda nada más que algunos
malditos colmillos de la
impenitente saliva del mar